El principio de Pareto, también
conocida como la regla del 80/20, establece que, de forma general y para un
amplio número de fenómenos, aproximadamente el 80% de las consecuencias
proviene del 20% de las causas.
Esta regla no tiene un fundamento
teórico, sino empírico. Su validez proviene del hecho de que la aproximación
del 80/20 resulta ser correcta de forma empírica en una gran variedad de
fenómenos tanto naturales como humanos. Sin embargo, por definición, no son
cifras exactas y pueden variar.
¿Qué dice el principio de Pareto?
El origen de este principio se encuentra en la observación empírica que realizó el economista, filósofo italiano Vilfredo Pareto (1848-1923) respecto a la distribución desigual de la riqueza de la propiedad en Italia. Así, concluyó en su escrito de 1906 observó que, el 80% de la riqueza del país correspondía tan sólo al 20% de la población. Tras estudiar la distribución de la propiedad en otros países, descubrió que seguía el mismo patrón. Después de que Pareto publicara esta observación, otros estudiosos comenzaron a observar fenómenos similares en sus respectivas áreas de conocimiento.
En estados Unidos, lo hizo más conocido este
principio entre los años 30 y 40 el consultor de gestión Joseph M. Juran, a
partir del trabajo Pareto. Originariamente, Juran aplicó el principio de Pareto
a cuestiones de calidad, observando cómo de forma recurrente el 80% de los
defectos era provocado por el 20% de los procesos.
En el mundo empresarial, la ley
de Pareto suele cumplirse, por ejemplo, en los campos de ventas y gastos. Así,
en muchos casos se podrá comprobar cómo el 80% de las ventas de una empresa
proviene de un 20% de sus clientes, o de un 20% de sus productos, o el 80% de
sus gastos, del 20% de sus proveedores. También se puede aplicar en logística
(controlando el 20% de los productos almacenados puede controlarse el 80% del
valor de los productos del almacén), o en ingeniería de software (el 80% de los
fallos de un software tiene su origen en un 20% del código de dicho software).
La ley de Pareto puede ser de
gran utilidad para la gestión empresarial, puesto que identificando el concreto
20% de un factor concreto que produzca el 80% que queremos controlar, es
posible conocer dónde es más rentable poner esfuerzos extras para conseguir un
mejor resultado.
Vilfredo Pareto fue un ingeniero
de éxito con una vocación en las ciencias sociales que, aunque tardía, le llevó
a realizar importantes aportaciones a la economía, en especial a la
microeconomía, como el concepto de óptimo de Pareto. También realizó
controvertidas aportaciones al mundo de la sociología, como la teoría de las
élites, que establece la superioridad social de una minoría selecta, o élite,
que de forma inevitable dominan al resto de la sociedad. Según su
planteamiento, los cambios de régimen político y revoluciones no ocurren cuando
el poder es destituido desde abajo, sino cuando la élite gobernante es
remplazada por una nueva élite.
La importancia del principio de Pareto
El principio de Pareto nos enseña
que la mayoría de nuestro problemas (80%) vienen de algo pequeño (20%) y la
mayor parte de nuestros ingresos (80%) proviene de unos pocos clientes (20%).
Como empresario o micro empresario el principio sugiere que el 80% de tu tiempo
de trabajo es trivial y que solo una pequeña porción de tu tiempo diario
contribuye al crecimiento de tu negocio.
Como todos sabemos, nuestro
tiempo es el bien más preciado que tenemos, el dinero podemos volver a ganarlo,
pero lo que es el tiempo es imposible recuperarlo. El principio de Pareto
aplicado a nuestro trabajo consiste claramente en identificar cuales
actividades consumen el 80% de nuestro tiempo y nos dan el 20% de logros. Y qué
20% produce el 80% de nuestros éxitos.
El principio de Pareto lo podemos
aplicar a cualquier aspecto tanto de nuestros negocios como de nuestros
proyectos, usando la regla 80/20 tendremos que analizar qué podemos mejorar,
muchas de estas mejoras hacen crecer y reducir costes, consiguiendo ser más
eficiente y poder progresar rápidamente.